Este 4 de junio los casinos y hoteles de Las Vegas reabrieron sus puertas luego del cierre de negocios no esenciales ordenado por el Gobernador de Nevada Steve Sisolak. Pero esa mega industria no fue la única que enfrentó retos y tuvo que buscar alternativas para sobrepasar la cuarentena.
Más allá de los grandes casinos, familias y organizaciones educativas de Nevada también han tenido que aprender juntos a hacer frente a su repentina realidad: El cierre de escuelas.
“Cuando esto sucedió nos dimos cuenta que era tiempo de expandir nuestra ayuda, y buscar maneras creativas de hacerlo”, dijo en entrevista Valeria Gurr, directora de la Opción Escolar de Nevada, que creó los grupos virtuales Educando en Casa: Nevada, y CCSD Padres y Madres.
Educación con barreras
Al principio de la cuarentena las instrucciones no estaban claras. Fue difícil para los padres saber dónde encontrar más información, señaló Gurr.
La coalición y las familias fueron complementando los estándares de las escuelas con maneras sencillas de usar la tecnología y una agenda enfocada en matemáticas, lectura, ortografía y artes.
Pero la buena acción abrió una Caja de Pandora. Las familias se enfrentaban a barreras como el idioma, uso de correo electrónico y aplicaciones de salones virtuales, acceso a Internet, falta de computadoras, estrés, y poco tiempo para adaptarse al aprendizaje a distancia.
“Existe una división digital, y eso significa que [los padres] no están entrenados para acceder a diferentes herramientas tecnológicas”, dijo Gurr. “Me di cuenta que nuestra comunidad no necesariamente sabe utilizar aplicaciones como Zoom o Google Classroom”.
La transición también significó más gastos para los padres. Algunos no tenían recursos para comprar materiales didácticos o computadoras en hogares donde hay más de un hijo.
De la noche a la mañana los hogares se convirtieron en salones de clases donde los padres tuvieron que fungir como intermediarios entre niños y maestros debido a la cuarentena.
“Uno de los miedos de los padres es que sienten que no tienen las mismas herramientas que los maestros”, dijo Gurr. “Y eso los está frenando para ayudar a sus hijos”.
Eso pasó en la familia de Mariana Luna, una de las madres quien ha seguido los talleres virtuales de la coalición.
Luna y sus hijos se encontraron con el reto de aprender juntos el sistema de educación a distancia. Ella por no hablar inglés, y los niños por no tener a sus maestros en persona.
“Se tiene a la mano la computadora y el acceso al Internet, pero a veces uno desconoce muchas cosas. Yo le explico a mis hijos, y ellos tienen que entenderme a mí en español, y a sus maestros en inglés. Tengo que usar el traductor de Google”, dijo. “Además, a un niño no lo puedes tener muchas horas concentrado en algo”.
Aunque el cierre de escuelas le dio una sensación de seguridad, Luna dijo en entrevista que era mejor tener a sus tres hijos de 4, 8, y 10 años estudiando desde casa, que exponerlos a un posible contagio por COVID-19 en las aulas.
Por eso los talleres virtuales de la coalición le cayeron como anillo al dedo.
“Tenía que pensar cómo les iba a enseñar matemáticas a los niños”, dijo. “Pero [en la coalición] están capacitados y enseñan otras cosas en las que yo no hubiera pensado, como manualidades”.
La transición también llegó acompañada de estrés y cansancio para Luna y su esposo, quien trabaja en el área de la construcción.
Aunque ambos se dividen las tareas, Luna, quien antes de la pandemia hacía manicure y pedicure a domicilio, comentó que cuando parecía que al fin tendría un breve descanso, sus hijos estaban ansiosos por salir de la casa y ponerse a jugar.
“El mayor daño que está dejando la pandemia es el emocional y el psicológico”, dijo. “Porque es difícil estar de lunes a domingo en la casa”.
Lea la historia completa en The Nevada Independent - En Español.